Podrán dar mil fiestas en mi honor Podrán poner mil frases en canción Podrán guardar mi vanidad en un arcón o en un placard Pero mi amor se quedó allá, en el mar austral Tuve una reina de la soledad A cuyo imperio juré fidelidad Era plateada como un hada Y trabajaba en el oficio más ficticio Que es dar amor por una paga Al estallar la guerra nos separamos Yo fui de los primeros convocados Éramos tantos y tan pocos, me decía 'estamos locos' 'Vamos ganando' No sé cómo llegué a Montevideo En el uniforme me quedó un olor a perro Comí mejor estando preso, por suerte nunca supieron Que había matado a uno de ellos Busqué a la reina en los campos del Neuquén Volví al poblado y enseguida me enteré Que estaba presa cual princesa en un castillo congelado Al patrón había matado, igual que yo Distinta suerte, distintos los disparos Escribo un cuento con las cartas que te mando Te esperaré mi amor un siglo, un universo mientras pienso Y vendo banderitas con las Islas