Era de noche. La luz se había apagado y un gran silencio nos cubría. La gente iba y venía por la calle sin darse cuenta de que estaba muerta. Pero, de pronto, una voz creció y se dejó escuchar por toda la ciudad. El silencio se rompió en diez mil pedazos en un grito suyo de furia y esperanza. La oscuridad se tambaleó y una luz, al tiempo antigua y nueva, fue surgiendo. La calle se iluminaba y otras mil voces removían el criminal silencio. Era de noche. La luz se había apagado y un gran silencio se rompía.