Triste domingo, con cien flores blancas Y ornado el altar de mi loca ilusión Donde mi alma se ha ido a postrar Mientras mi boca llamándote está Muere en mi sueños ocasos de hastío Cansados de espera y de soledad ¡Triste domingo! Tú no comprendes la angustia terrible De estar esperando, sin verte, llegar ¡Vuelen tus pasos que debo marchar! No ves que muero con mi loco afán Quiero que seas la blanca y piadosa Mortaja que cubra mi hora final ¡Triste destino! Querido Junto a mi ataúd que circundan muchas flores Aguarda mi confesión un sacerdote Y a él le digo: Lo quiero, lo espero. No temas nada si encuentras mis ojos Sin vida y abiertos y esperandoté Tus manos son quien los deben cerrar Y acaso entonces yo habré muerto en paz Siento un doblar de campanas, que Lugubremente sus voces me ordena marchar ¡Triste domingo! ¡Vuela mi vida tu paso querido Que llega la hora uque debo partir! Quiero tenerte en mi viaje final Y algo me dice que no llegarás Triste domingo visitame amado Que ahora en mi tumba yo te he de esperar ¡He de esperar!