Condes, duques y pajes, venid a escuchar la trágica historia de Su Majestad, que murió esta mañana a manos de un criminal. La corte estaba tranquila, el sol empezaba a despuntar y el filo de una navaja traidora cortó la real yugular. Y ahora la princesita llora en su habitación porque sabe que en este país no hay respeto ni amor por la corona de nuestra nación. Habrá sido un golpe de estado o quizás terrorismo republicano. Ya empiezan los funerales, ha venido el Papa y los cardenales. Pero el caos y la anarquía recorren las calles de nuestra nación. Los rojos conspiradores ya van proclamando la revolución. La reina y las concubinas ya no saben qué hacer, tristes y deprimidas, esta noche dormirán sin el cálido aliento del rey. Y si ha muerto el rey, viva el rey, viva el rey, Dios salve al rey. Y si ha muerto el rey, viva el rey, viva el rey, Dios salve al rey. Si ha muerto el rey, viva el rey, viva nuestro rey. Si ha muerto el rey, viva el rey,