El acto inocente, de hablar con la verdad Se ha transformado en el arma más letal. Las palabras como un puñal, dichas con sinceridad Abren heridas que al final, nunca se van a olvidar. Mi espíritu siniestro, dispuesto a tortura Tan frágil y tan perfecto, digno de admirar La arrogancia es un rival Imposible de afrontar Cuando en el alma no hay lugar Para un poco de humildad Luna de fuego, infierno en el mar Dulce guerrero ven a mí Trae contigo, el odio inmortal La pugna eterna y el duelo