Deja que me queme en esa hoguera las caricias se me hielan se hacen viejas de esperar que hay de nuevo que antes no existiera: nunca un gallo sin pelea se ha dejado acorralar. De pronto me asaltó la primavera casi todo huele a hierba que acabaran de cortar. No sé como agarré esta borrachera debe ser la luna nueva que no para de enredar. Vas con todo el sol de la mañana como recién amasada tibia, limpia como un pan. De mi barca tú la capitana de mi sueño tú la almohada de mi espacio la mitad. Mírame por Dios que esto es la guerra quiero hacerte prisionera y tirar la llave al mar.