He conversado largamente con mi desesperación hemos delimitado los terrenos, en adelante ocupará tres cuartos de mi alma y el otro será un pequeño templo de esperanza. Ha jurado respetar mis ideales, sueños... Entre medias palabras insinuantes aseguró que siempre hay tiempo para alcanzar la paz en este mundo y que ella con sus fuentes emanantes sublimes intercederá para dejar mi pecho a salvo de verdades y poder concluir felizmente vacío en una clínica mental.