Como conocidos nos llevamos tiempo atrás cuando no hablamos años antes como perros años hoy como hermanos. Ayer ladramos hoy tal vez conversamos fuimos perros fuimos vanos. Con el tiempo encima tuyo y el orgullo débil concluyo que el hermano es tu sangre y tu sangre es tu vida. Fuimos perros fuimos vanos somos sangre somos hermanos. Y esa vida será indispensable como la luz del viejo sol que acepta que somos sangre que somos hermanos. Los padres son humanos y como tales pasarán te dan mucho para el camino y ya es hora de tejer nuestro destino. El apoyo debe surgir el amor para crecer debe sufrir debemos lograr juntos vivir pero muy poco convivir. Siento que empieza ya el recorrido con la buena compañía que nos hace entender del hermano un necesario sentimiento y no tan sólo un ilusorio o mediocre parentesco. Y pensar que todo vivió de la desinhibida conversación que nos regaló la rabia guardada en el silencio de nuestra relación.