La voz de un hombre me persigue en el recuerdo, En el recuerdo tormentoso del ayer. Era una voz que suplicaba a mi conciencia Que fuera buena, que lo quisiera bien. Son mis sentidos que te gritan que regreses, Es mi tormenta la que aflora con tu voz. Es llamarada el quererte y no tenerte, Saber que late para ti mi corazón. Llamarada Es oír desde las sombras Esa voz que a mí me nombra, Que la busco y que no está. Llamarada Es sentir sobre mi boca Todo el fuego de tu boca Que me quema y que se va. Llamarada Es oír la que me nombra Y es correr tras una sombra Imposible de alcanzar. Estoy pagada con castigo al recordarte, Mi sangre grita que me quieras otra vez. Temor de vida que se escapa con el tiempo Y no tenerte de nuevo como ayer. Es llamarada recordarte con la sangre, Saber que nunca, nuca más, ya te veré. Mirar mis sienes que blanquean y detienen Con mil recuerdos esta angustia de querer.