Puedo ver tu pelo corto y blanco como si fuera ayer Cundo ibamos al barrio de la mano A la feria de los martes y al almacén Puedo ver la calma en tus ojos Detrás de esos anteojos Grandes y redondos como el Sol Y la siesta ya no es igual, nunca va a ser la misma Que tomábamos, Rita, cada tarde después de almorzar No lo sé, creo que a veces son sueños Y otras tantas el tiempo deja ver entre huecos Y confundo el hoy con ayer Puede ser que cada parte del cuerpo Guarde el mismo deseo decir cuánto te extraño Y despedime una vez Y la siesta ya no es igual, nunca va a ser la misma Que tomábamos, Rita, cada tarde después de almorzar