Sandro

Soneto Para Una Rosa

Sandro


Para llegar a la rosa, por su tallo comencé, 
y a cada avance logrado, espinas me fui clavando, 
cada espina fue una historia que a mi me fue desgarrando 
la rosa estaba más alto de lo que yo imaginé.

Arrebatar su color "será muy fácil" pensé 
pero fallaron mis cálculos, pues cuando me fui acercando 
cada pétalo a su antojo el color iba cambiando, 
rosa roja, rosa blanca... y allí, me desconcerté.

Aprendí lección muy dura, y así mi vida cambió 
cada rosa no es la rosa, aquella que uno soñó, 
cada una es una vida... que debemos descubrir.

Cada espina es una daga, y seguro has de sangrar 
cada pétalo es un beso que tu herida ha de aliviar, 
jamás codicies la rosa... si es que no quieres sufrir!