Los autos pasan sin sentido, Atrapando el sol que refleja los cisnes extraviados Y los amigos ya no escuchan esa música Que será mi compañía eterna. Entonces subo al escenario Con los mismos que hoy andan dispersos, Somos niños soñando con nostalgia Un sueño repetido. El tango vuela desde el tercer piso Interrumpiendo la misa del domingo Y marca el ritmo de este niño Que un día vio a piazzola. Es el antiguo pulso Que no es capricho ni virtud, Desatado con la angustia de los amores fugitivos Redimiéndose en la quinta cuerda de la guitarra.