Alberto por la alegría y hurtado por su acción, le saca una sonrisa a la muerte y mira la cara del dolor. Alberto por los más pobres y hurtado por la paz, le roba minutos al tiempo y les devuelve su dignidad. Alberto por su hogar que crece y hurtado por Cristo señor, transforma en dulce lo amargo y el odio oculto en amor. Alberto por la justicia y hurtado por el mismo Dios, le entrega libertad al desposeído y el pulso eterno de su corazón.