Qué mujer tan linda era La que dio vida a mi amor La que dio vida a mi amor Que su rostro era una flor Y su talle, una palmera Sobre su frente hechicera Pareciera que una estrella Derramara su luz bella En su mirada lozana Y hasta el Sol de la mañana Se despertaba con ella Yo no sé si ella me amaba Pero en tanto el alma mía Un rayo de simpatía Y en su rostro dibujaba A veces yo la encontraba Muy alegre a mi venida Muy triste a mi despedida Siempre pura e inocente Como el agua de la fuente En la sierra escondida Yo no sé si ella me amaba Nunca lo quise saber Nunca lo quise saber Tal respeto a esa mujer Que yo tanto idolatraba Al lado de ella, pasaba Horas enteras divinas Y hoy diera cincuenta vidas Y otras cien volviera a dar Si volvieran a tornar Aquellas horas vividas