Le corro con mi manchao Al alazán de Cirilo Y no le pido ni un kilo Como le dio al colorao Nicasio, de abanderao Y como juez, Don Zenón A correr desde el portón Hasta allí, hasta el esquinero ¡Y me juego hasta el apero Y empeño hasta mi facón! No respeto caballeros Estao, ni pelo, ni marca Y al de las estancia es La Zarca ¡Le pueden bajar los cueros! No me asustan parejeros Con tapa ni con trompeta Que no es al primer sotreta Que aquí, en la esquina ‘e Las Latas ¡L’hecho revoliar las patas Y también largar la jeta! Le aceptan y desensilla Dejando sobre el apero Botas, facón y sombrero Y hace vincha su golilla Va de la cancha a la orilla En vez de un rebenque, dos Con la fe puesta en su Dios Cual legítima esperanza Pa’ los laos de la balanza A igualar sesenta y dos Le tocó un rosillo moro Marca de Hilarión Contreras Que había ganao más carreras Que el colorao sangre ‘e toro Lo montaba un mozo Floro Muy güén corredor campero Punteador y ventajero Pa’ largar a la bandera Pues no habían quién le saliera ¡Siempre picaba primero! El rival del mocetón Que se sintió desafiar Cargó p’al peso igualar Medio kilo ‘e munición Lo rodiaban un montón Que hacían juerza pa’ su lao Otros, palmenado al manchao Seguían pa’l andarivel Como si vieran en él Un triunfo ya descontao Y pa’ qué seguir narrando Lo que jué aquella carrera Si cualquier hombre de ajuera Ya lo estará carculando Anduvieron mañeriando Errar y errar la partida Hasta que en una corrida Les bajó el abanderao Y el rosillo y el manchao Jueron una luz prendida Y se sintió: Ya pegaron! Y la cosa jué pareja Ni se sacaban la oreja Y los rebenques bajaron Y cuando al final pasaron Entre público y rayeros Y entre aplausos y sombreros Que se agitaban de gozo El juez gritó, sentencioso ¡Puesta nomás, caballeros!