(Danza de la época colonial) Cuando me abruma el desdén de tu mirada hechicera no hay toronjil en el mundo que calme pena tan fiera. Cuando, cuando, cuando, mi vida, cuando. ¿Y cuándo será ese día de aquella feliz mañana que nos lleven a los dos el chocolate a la cama? ¿Cuándo, cuándo, cuándo, mi vida, cuándo? Dicen que con la paciencia todo se llega a obtener, por más paciencia que tengo no consigo tu querer. Cuando, cuando, cuando, mi vida, cuando.