(Canción del salón santiaguino de la época colonial) Ay de mí que he de vivir viendo, callando y sufriendo. Otra más feliz que yo de tus labios mereciendo. Ay de mí aunque yo quiera con tu corazón hablar, pues a mí se me prohíbe lo que no puedo ocultar. Ay de mí que mi fortuna permita que yo esté viendo que otras gocen tus caricias y yo triste padeciendo.