Algún día, Vietnam, florecerá el arroz, y las delgadas cañas de tus ríos contemplarán al mozo guerrillero, ahora campesino. Algún día, Vietnam, podrás contar al mundo cómo cegaron la vida de tu pueblo, cómo quemaron el rostro de tus niños, que ahora son recuerdos. Algún día, Vietnam, enfrentarás dichoso los ojos oblicuos de la madre contemplando al mozo guerrillero surcando tu destino. Pero aún, Vietnam, tu pueblo combatiente reclamando poemas y canciones y pintando con su sangre guerrillera la tierra más querida.