Veo a lo largo de un frío tul Que cubre el inmenso valle Negras mesetas, muselinas de nubes blancas Veo la pálida luz del Sol, qué asoma en el horizonte Y como un telón se corrían, las nubes blancas Quebrada la niebla, se envalentona el Sol Que es marzo y verano en Tacuarembó Y el negro penacho del viejo tren Que hiere el valle y se hunde en él Se aplasta y se extiende, grita y se esconde Corre y se detiene, nace, vive y muere, pero libre Y confunde al Sol y a la niebla A la pena en paz y a la alegría en victoria Y suena un tornido canto de pájaros lerdos Que despierta el tren con su aullido terco Y arranca más voces de ranchos torcidos Que copian al hornero, su barro y su forma de nido