Sonríe ante cada piedra de este río que desemboca recuerdos en la lejanía. Sonríele antes que tus lágrimas lo alimenten de pasajes que en vida fueron. No quieras irte dejando lágrimas que contagien el dolor. Ese pesar al sonreír es una piedra de recuerdos, como interno calor en la inmensidad, es recordar para renacer. Si en este río nuestras miradas sufren es porque cada piedra suya es un placer.