No quiero compartir mi trono de decadencia oscuridad y pena Con ningún ser humano vivo mientras dure mi existencia Y desde el más allá vaticino a quien ose heredar mi tristeza Que el peso del mundo será poco si se atreve con sus hombros a reemplazar los míos La inevitable codicia que inunda mi corazón dolido Por el ansiado tesoro que el mundo humano llama cariño Palidece de ávida hambre, profunda sed e insondable frío Ante las inmundas sobras de amor que de la soledad se roba el corazón mío Pues ni siquiera más allá del profundo, denso y congelado vacío Podría encontrarse ansia tal de oscuridad y olvido Como la que abraza mi eterna alma y me encierra en vilo Atrapándome en sus entrañas consumiendo la carne de mi cuerpo frío