Una acuarela del cielo Me dibujó tu mirada y el cielo Fue hecho de besos con saliva de la nada Y la nada era el espejo de lo que yo deseaba. Bendito era aquel deseo Como el deseo de Dios Cuando la carne atacaba Y cuando los clavos aún no Eran parte de su historia. De colores me manchó el cielo Me manchó con tu mirada Me manchó con la acuarela Que el atardecer dejaba Tras tus huellas de colores Y tu mirada espantada Tras enterrarte en mi alma Para que no hubiese nadie Que de mi te arrebatara.