(Sirilla) Una llamada del mar quebró el cerco de sus brazos, retazos de niebla fría sus ojos fueron borrando y en la bruma de los muelles se perdió con paso largo. No lloré para dejarle el camino iluminado. Ay, dolor que te marchaste, ay, dolor que te marchaste, ay, dolor que te marchaste por el rumbo de los barcos. En el humo de los muelles flotan misterios amargos: jamás se sabe si vuelven los que perdieron el rastro. Mi corazón nunca pudo liberarse del presagio; en algún lugar del mar se durmió con sueño largo. Ay, dolor que te llevaste, ay, dolor que te llevaste, ay, dolor que te llevaste el calor de tantos años. El pañuelo del adiós junto a tu beso mojado entibian mi corazón y me iluminan las manos. Algún camino hallaré un día para juntarnos.* Nada nos puede apartar: ni la bruma ni el naufragio. Pero en un lugar del mar, pero en un lugar del mar, pero en un lugar del mar, ay, dolor, estás tardando. * En el disco "Los barcos en la noche" Silvia Urbina canta: un día para encontrarnos.