He mordido tu espalda hasta elevar la falda. He mordido tus senos hasta echarte de menos. He mordido tu cuello y quedé sin resuello. Y también tus tobillos haciéndome un ovillo. Te he mordido la mano para acercarla en vano. Y he mordido tus hombros hasta morir de asombro. Y he mordido tus dedos como olvidando el miedo. Y he mordido tu ombligo para sentirlo amigo. Y he mordido tu sexo porque es simple y convexo. Y he mordido tus ojos porque en ellos me arrojo. Y he mordido tu fuego hasta quedarme ciego. Y también tu sollozo para darte reposo. Mordería inclemente tu voz indiferente. Mordería tu anhelo para que crezca en vuelo. Mordería tu sombra pues ella no me nombra. Mordería tu instinto hasta hacerlo distinto. Y mordería tu alma pues no la quiero calma. Morderé tus caderas para acortar la espera. Morderé tu cintura para quitarle altura. Te morderé los labios hasta sentirme sabio. Morderé tu desvelo hasta bajarte al suelo. Te morderé la gana pues no la quiero enana. Y como una alimaña bramándote de celo me perderé en tu entraña.