Qué pena me da, me da con tu mirada suplicándome un perdón que te conceda. Qué pena me da, me da que no lo tengas por haber mentido, y por lo que tú quieras. Tú ya no eres mío ni serás de nadie. Yo te di calor en el frío y un beso al problema, una flor a tu risa, la respuesta a tu pena, y pasión a tus venas, y el cuerpo a la dicha. Yo te dí mi ser, mis desvelos, el mejor de los besos, un habitual deseo, claridad a tu alma, una luz a tu sombra, un por qué a las mañanas y es que pena me da que tú ya no lo sientas. Qué pena me da, me da dejarte a solas suplicándome un beso y el reencuentro. Tristeza me da, me da que ya no pueda volver a creer en ti aunque yo quiera. Tú ya no eres mío ni serás de nadie. Yo te dí calor en el frío...