Nuestro amor fue corto, casi clandestino, pero tuvo fiesta, pero tuvo fiesta y vino. Cómo te recuerdo, celeste y andina, como flor abierta, como flor abierta y espina. Que flor y espina, sí, son de tu pueblo: una larga esperanza y un odio estrecho. Con hilo de cobre tu alma de salitre tejió un sueño hermoso, tejió un sueño hermoso y libre. Tu sueño libre, sí, se alza en tapices de colores que anuncian, caramba, los días felices. Si escondo tu nombre no es porque te olvido, yo con mi silencio, yo con mi silencio te cuido.