El dueño de la tierra es dueño del agua que la rodea; por ella corre o se estanca en ella. El dueño de la tierra es dueño del aire que envuelve todo, que uno respira y sostiene al ave. Sé de una sola manera para que Borinquen pueda mantener limpia su agua y respirable su aire: que llegue a ser, sin más ni más, dueño de su agua, dueño de su aire y dueño de su tierra.