Secuestrada en un espacio de dos por dos hice al odio motor de liberación. La bombilla me inspiró que la luz está en cortar los cables de la electricidad. Estribillo: Los perros que llevo dentro son 220 de asesina tensión, aprestos de asaltar al guardián de mi prisión. Fui guardando el propio orín en latas que escondí y una noche lo esparcí por la habitación. Corté los cables de la luz y al catre me subí. El que a hierro me guardó a acero sucumbió. Estribillo Aquella luz que tan pronto me cegaba al estupor me fue llevando según iba yo comprobando que esta casa era mi hogar. Volví sobre mis pasos al agujero y de mi sangre se hizo el hielo al comprobar que bajo la capucha mi marido era el raptor. Desde la esperanza hasta el horror del odio a la impotencia mi libertad se asfixia al destapar que amante y verdugo es el mismo.