Vacío de frío, sediento de empeño se añade otro día a tanto absurdo consuelo. La calma es angustia y si estás en lo cierto, quien grita en silencio sabe que no hay remedio. Déjame sola cariño, que quiero morirme de pena, de rabia, de olvido. En mis sueños cariño ¡Ay! yo muero de frío ¡Ay! me quema ese frío... Entre bruma y hielo, un caballo negro me lleva hasta el sitio donde muere el deseo. Duermo sobre su lomo, beso sus crines de oro; negro y dorado el tiempo de la risa y lamento. Déjame sola cariño, que mis culpas no hay quien las absuelva las compre o las venda. No hay ni quien las comprenda en mi sueño cariño ¡Ay! yo muero de frío Lo digo y no tiemblo, si río ante el fuego: el miedo es el premio de los que van al cielo... Yo me quedo aquí abajo cariño, hace tanto que habito este infierno y no hay sitio paʼ cuerdos apenas paʼ recuerdos en que a veces me pierdo cuando a solas me encuentro...