¿Adónde iré, lejos de tu Espíritu, lejos de tu mirada? ¿Quién puede salir ya de tu camino, si eres más fuerte que mi inconstancia? Has transformado mi mente, quemaste mi corazón, no soy capaz de actuar como pide la razón. Y seguiré abonando soledades, reconociendo mi pobreza. Y seguiré compartiendo realidades en la alegría de tú presencia. Y seguiré abriendo caminos con cada día de espera. Y gozaré levantando a mis hermanos, aunque mi vida se pierda.