Yo muchas noches sentía, Cercano y al día, Tus pasos en la casa, Gracias a dios que has llegao , Que no te ha pasao, Ninguna cosa mala, En tus manos, un aroma, Que trasminaba como el clavel, Pero yo , lo echaba borma, Porque era exclavo de tu querer, Que me he entretenio, Las cosas del juego, Y yo te decia, Cerrando los ojos, Lo mismo que a un ciego. No tienes que darme cuentas, A ciegas yo te he creío, Yo voy por el mundo a tientas , Desde que te he conocío, Llevo una venda en los ojos, Como pintan a la fe, No hoy dolor como esta gloria, De estar queriendo sin ver, Mi corazón no me engaña, Y a tu caridad se entrega , Duerme tranquilo se entraña, Que te estoy queriendo a ciegas. No se que mano cristiana, Abrió una mañana, Mi puerta derepente, Luz que cortó en mil pedazos , Como un navajazo , La venda de mi frente. Me quitaron la ceguera, Con un cuhillo de compasión, Y hoy va solo por la acera, Sin lazarillo mi corazón, Toda esa mentira , Lo firmo y lo pruebo, Y yo te decía , Queriendo ponerme, La venda de nuevo. No tienes que darme cuentas, Él no te las ha pedío, Quien va por el mundo a tientas, Lleva los rumbos perdíos, Dios me clavará en los ojos, Alfileres de cristal, Pa no verme cara a cara, Contigo y con tu verdad, Miente de noche y de día, Y a jurarme en falso llega, Sigue mintiendo , alma mía, Que te estoy queriendo a ciegas.