Somos, en esencia, miedo Y sin ello, nada somos Nunca más seremos el aire Nos hemos decepcionado a nosotros mismos Somos la perfecta costura que mantiene la decadencia unida Y somos todos, aunque luchemos contra ello Participamos de la absurda cordura colectiva Y nos balanceamos al vaivén de la comodidad Que tiene la ignorancia Podemos ser lo más ruin, podemos ser el subsuelo Pero nunca más podremos ser sino lo que podemos Somos títeres, presas de una ceguera Somos lo que el viento prefirió olvidar y todo tiene su raíz En lo poco que exige de nosotros lo establecido como correcto Como moral y sus tristes partidarios Siguen banderas que no reconocen Dirigen la espada traidora de la inopia Contra un mundo que se esfuerza Por permanecer a oscuras ¡No estamos a oscuras! Los proveedores de luz están de luto Pero la bendita luz no ha muerto Sigue brillando y prendiendo fuego al corazón, aunque efímera Cuando tome un respiro el vendaval Que se ha adueñado de nuestra vida y nuestra muerte Cuando erijamos de las ruinas las viejas costumbres Cuando dejemos de construir deidades de barro y pasajeras Cuando le perdamos el respeto Y dejemos de soportar a Dios y sus blasfemias Ese momento será tan dulce Que no cabrá en pronunciar la palabra libertad Y cuando amanezca La utopía se reducirá a una paradoja Estará viva, aunque le halla costado la vida misma