¡Despertad! Que ya el Sol desde el remoto Oriente Dispersó las estrellas de su sesión nocturna Y al escalar de nuevo el cielo iridiscente La regia torre ciñe con su lazada ardiente Antes que el brillo fatuo del alba se extinguiera Oigo una voz que dentro de la taberna grita Si el altar todo en luces para la fiesta espera ¿Por qué el tardo devoto duerme en la sombra afuera? Canta el gallo, y el grupo que a la intemperie queda ¡Ea, abridnos, pues! -grita- nos resta un breve instante De aguardar nuestro turno, pues al girar la rueda ¿Quién hará que a este sitio volver otra vez pueda? Y ahora el nuevo año, removiendo ansias muertas Al alma pensativa llama a la soledad Donde Moisés asoma sus blancas manos yertas Y Jesús resucita las llanuras desiertas Iram llevó sus rosas a dónde nadie sabe Con la septanulada ánfora de Jamshid ¡Oh! Pero aún destila del vino el rubí suave Y la fuente en el huerto canta su salmo grave Ya, de David los labios selló la última arcilla Más el Bulbul en sacro y mimético Pehlví ¡Vino! A la rosa ofrece en rauda seguidilla Para teñir de púrpura su marchita mejilla Ven a llenar mi copa, y en primaveral anhelo Echa de ti ese manto de contrición y dudas El ave-tiempo apenas tiene luz para el vuelo Y ¡mira! Ya sus alas está tendiendo al cielo Ya en Babilonia impía, ya en Naishapur, mi cuna Ya la copa os ofrezca dulce o amargo vino El de la vida filtra con tarde importuna Y las hojas sin savia van cayendo una a una El alba de mañana nos traerá primorosas Nuevas rosas, más ¿dónde se fueron las de ayer? Pero el Estío llega desbordante de rosas Y Kaikobad, Jamshid, volverán a sus fosas ¡Y deja que se vayan! Libre el mundo se vea De Kaikobad el Grande o Kaikosrú el potente Y de Rustúm los gritos llamando ¡a la pelea! Y Hatím-Taí ¡a la orgía!, allá se vayan, ¡ea! Ven tú conmigo al margen de este oasis florido Que pone nuevo verde al valle pedregoso Aquí esclavón y sultán duermen igual olvido Y paz a Mahmoud, clama amor compadecido Aquí con un mendrugo, entre el gayo ramaje Una ánfora de vino, un manojo de versos Y tú conmigo, sola, cantando entre el boscaje Es para mí un paraíso el yermo más salvaje