Los abuelos no se cansan De contar las horas Del tiempo que se va Ya no sonríen más Ya no se hablan más Les basta con mirar Los abuelos cuando salen Es solo para el entierro De otro abuelo que se va Y se toman de la mano Tienen miedo de perderse Y no encontrarse más Y sus casas huelen Fragancias de antaño Y ternura de verdad Cada cosa en su lugar Muñecas de porcelana Figuritas de cristal El reloj de la pared Cuenta los minutos Cansado de esperar Con su tictac les dice No se demoren más Ya es la hora de zarpar Y si uno de los dos Atraviesa la ribera Para no volver jamás El otro queda a la deriva Sumergido en los recuerdos En un mar de soledad Y sigue solo por la vida Disculpándose con todos Por no haberse ido ya Las arrugas de sus manos Conservan los secretos Del tiempo que no volverá De la ventana a la cama De la cama a la ventana Pasan las horas las semana Siempre el mismo ritual Y en su balcón se marchitan Crisantemos y lantanas Los espejos de su casa Recubiertos por el polvo No lo pueden reflejar Nada tiene ya importancia Porque el tiempo se le acaba Solo le queda esperar El retrato de su boda Encuadrado en el añil Y su ramito de azahar Le hace recordar el tiempo En el que nunca imaginamos Que todo pueda terminar Y se sienta taciturno Como pidiendo al cielo Que lo libere ya Y el reloj de la pared Sigue contando los minutos Ya es la hora de marchar