Un día llegó a mi vida Impulsada por alguna Clase de designio que Nunca llegué a comprender Me habló de caminos negros Iluminados solamente por relámpagos De un jardín donde florecieron espejos Invisibles para reflejar suspiros Me dijo que la risa del alma arruga El aire, que las suelas del destino Calzan un cámpago gastado, que el Amor paga a veces con monedas Falsas, que el dolor es el reverso De lo hallado cuando se asume lo perdido Formuló absurdas teorías sobre El cansancio del Sol, de lo Trágico de transitar por la vida sin Cultivar un poco el desasosiego La archivé en mi memoria Recitando salmos con voz pagana Trazando paralelismos entre el llanto Y los juguetes de la infancia Supo filosofar como ninguna Y hacer dieta como cualquiera La recuerdo como si fuera ayer (Quizá realmente ocurrió ayer) Vertiendo conceptos ontológicos Mientras preparaba la cena Supe a su lado que siempre habrá Un viento soplándonos en Contra, y la mayor preocupación No es precisamente despeinarse La recuerdo como si fuera mañana Reflejando su neurosis en un cuadro Evoco, aunque a desgano, aquella Ocasión en que, de la nada Me preguntó cuantas veces yo Había amado sin esperanza Como no supe darle una respuesta Apropiada, me contó que Una vez quiso vivir todas las Vidas posibles al mismo tiempo Y en aquel momento ni Siquiera pudo padecer una sola Afirmó al pasar, cierto día Que agregaba teoremas a la Licuadora, que si cumplía sin Saber algún plan, era más Probable que fuera diabólico Que divino. Yo la escuchaba Absorto vociferar acerca del Movimiento telúrico de la Inocencia perdida y de pájaros Huérfanos de cielo para emigrar Conversábamos como intentando Formar un cadáver exquisito de forma Oral, continuando la frase del Otro con resultado dispar Con el tiempo se fue volviendo Medianamente predecible: A una Risa burlona siempre le seguía El énfasis de una queja Fuimos cómplices de una voluntad Acorralada por las circunstancias Y todo transcurría, por así Decirlo, entre pensamientos Condenados a la pena de Muerte y silencios ermitaños Y el mensaje cifrado que se oculta Dentro de una piel en llamas Y sin estar en nuestros planes Nos enseñó la costumbre que el Andar del caracol es comparable Al tiempo que sabemos utilizar Existen angustias tan grandes que A veces los ojos lloran nieve Escribió cierta vez en el espejo y No pude evitar darle la razón Noté en sus palabras Aunque esporádicamente, una Vergüenza tácita, como si sus Conversaciones representaran Para ella la confesión pública De un acto de sedición Supe por su vagabundo modo De discrepar conmigo que todo Se resume en tres palabras Contradicción, promesa y ruina Y aprendí que de una sucesión de Residuos también puede nacer Un mundo de colores, donde Encontrar el mapa del tesoro oculto En una sílaba perdida. Lástima Que todo nazca ya cronometrado Alguna vez sollozó con su rostro Sobre mis rodillas, sus miedos Con extraordinaria incoherencia Afuera había dejado de llover Más no recuerdo que en algún Momento hubiera comenzado Ocasionalmente parecía como Si su conciencia se apartara de su Cuerpo, y la observará como una Extraña, casi con dolorosa ternura Un día se fue de mi vida Impulsada por alguna Clase de designio que Nunca llegué a comprender En el momento exacto En que se alejaba llorando Llegaban sonriendo a Mi vida, todos los fantasmas En la infinita mentira de su parpadeo Los relojes buscaron hacerme Creer que el tiempo pasa igual Para todos. Argumento falaz Aún sigo subrayando en los libros Frases que me llaman la atención Con el sacrílego rictus (aunque sin La belleza) con que ella lo hacía Y pese a tanto detalle derramado Quizá no logre explicar Con palabras la honda huella Que su ausencia me dejó (El tiempo enseña, hilvanando la Delgada línea entre la ironía y la Paradoja, que las heridas del alma No se lavan con agua oxigenada) Me dejó su angustia indescifrable Todos los días la plancho