Cuando mi tío tocaba el piano bordaba notas en mis oídos, sin escucharlo, mientras jugaba... Sin aprenderlo, el tango es mío y no lo supe hasta la tarde que yo crucé la primer frontera anduve a tientas, por las cornisas y amando a ciegas, quemé mi vida. Hoy canto el tango con el permiso que da esta sangre, sangre de tango, un bandoneón baleó mi corazón y lo dejó sangrando, pero era sangre... Sangre de tango, a nadie temo sigo cantando. Llegaste tango justo a mi vida yo agonizaba contra las sogas y te abracé como si fuese pura, sembraste sueños en mis heridas. Y ahora que soy, y soy sin dudas mi voz, mi cuerpo, mis sentimientos te pertenecen , son tus latidos, te entrego el alma, tango querido.