A la memoria de nacho Días de piedra, noches de fuego Tejen la historia de esta ciudad, Y cada olla cocina un sueño Que ningún dueño puede callar. Todo la nombra, viaja en el viento, Ya no son aires, que bien por mal. Cabezaduras empecinados Por las esquinas amasan pan... Como una ofrenda de amor y guerra, Mate y fideos, rosas y vino. Ya no queremos migajas secas, Somos nosotros el propio abrigo. Somos impares de las estrellas Si a las mentiras hay que mentir. Si la baraja se da de vuelta, Y es primavera justo en abril, Como una terca gota de savia Se aferra el alma a un amanecer, Curando espantos, penas y olvido, De la basura vuelve a nacer. Como una ofrenda de amor y guerra, Mate y fideos, rosas y vino. Ya no queremos migajas secas, Somos nosotros el propio abrigo. Somos nosotros, porque nos quedan Todos los duendes y todo el río, Que desafiamos el desaliento, Y que alentamos el desafío.