Parejero de mi vida, lindo zaino de ojos vivos; me salvaste de la ruina y te estoy agradecido, Polvorín, mi noble pingo tan querido. Tu recuerdo irá conmigo a través de mi existencia; para mi sos un amigo y en las vueltas de mi vida, Polvorín, te llevaré en mi corazón. ¡Pingo! Maravilla de guapeza, de bravura y ligereza. ¡Pingo! Que tendido en movimiento vas dejando atrás al viento. ¡Pingo! Yo que celo hasta la brisa que acaricia a mi querida, le he pedido que te bese con amor... Pura sangre de campeones corre ardiente por tu pecho, y a tu entrada en el derecho, no hay corcel que te resista, Polvorín el triunfador, rey de la pista. Tu coraje, pingo amado, me he librado de la muerte, y por eso le he mandado, a mi madre, un pedacito de tu crin, mi noble crack, mi Polvorín.