Noches de Buenos Aires, en mi canción pone tu embrujo luminoso el sello ardiente de la emoción. Con tu perfume misterioso siente una extraña palpitación, noches de Buenos Aires, el corazón... Siempre en ti fue el placer compañero del dolor, la dicha se hermanó a la pena. Bajo el resplandecer de tus luces de color, el aire embriaga y envenena. La ilusión juvenil se encadena a la amarga vejez de Don Juan, y el que llora por pan y el que llora por amor, acollarados, siempre van. Noche de Buenos Aires, cuánto dolor en tu reír de cortesana que en cada beso pone un rencor. Va la nocturna caravana envuelta en sombras y resplandor, noches de Buenos Aires, buscando amor... Noches de Buenos Aires, en mi canción.