De su pecho le ofreció un clavel color carmín, de suave olor, como ofrenda de su amor por él, le dijo, y él besó la flor. Y al llegar con dolor la fatal despedida, prometeme por tu vida, dijo, que has de serme fiel pues si cruel me has de herir yo he de morir besando tu clavel... Pero en la mujer breve es el dolor y en alas del viento voló su juramento que le hizo al brindarle la flor. Con un nuevo amor se borra el de ayer, sin un pensamiento para el sufrimiento de aquel que soñaba en volver. No hay por qué extrañar este proceder. Amor que se ha ido cayó en el olvido, que siempre fue así la mujer. Pero aquél volvió aunque el tiempo cruel marchitó el clavel que ella le dio cuando partió. Y mostrando la marchita flor le dijo: fue la flor más fiel, duró menos tu profundo amor que el suave olor de tu clavel, pero yo cumpliré lo que ayer he jurado... Y su pecho atormentado un puñal atravesó y delante de la infiel la vida dio besando su clavel.