Limosnear cariño, mendigar un beso, vivir en los brazos de tu compasión, si en algún momento pensaste en eso tu pobre capricho vivió en un error. Error de sentirte mimada y bonita, sin pensar que el hombre que te dio su amor, tus besos piadosos no los necesita, ni el fuego prestado que le de calor. Mirá... mirame las manos enfermas y doloridas. Morder mis carnes vencidas, por no matarme o matar. Porque prefiero mil veces sufrir y despedazarme, a tener que arrodillarme como un cobarde y llorar. Por eso te pido que cambies de rumbo, soy hombre y comprendo que es humano errar. Al final de cuentas, es tan grande el mundo y hay tantas maneras de ver y pensar. La culpa no es tuya, ni tampoco mía, ni vale la pena saber quién erró. Pero si a mi lado volvieras un día, por cariño siempre, por limosna, no.