¡No pebeta!, sólo vine a beber algo, las caricias que me ofreces ya no alegran mi vejez. Tú no sabes ni comprendes que mi copa ya es amarga, ni que el beso de una noche será mi angustia después. Si tú quieres hacer copas, pide, bebe lo que quieras, encurdélate en la mesa que te ofrece su festín. Quema, aturde entre licores, tu ilusión de primavera pero no me ofrezcas sueños como a un pobre chiquilín. ¡No pebeta!, no me finjas imposibles, los espejos de la vida ya me han dicho la verdad. Soy un viejo, tengo un alma y eso es, piba, lo terrible, soy un pájaro sin alas que le han dado libertad. ¡No pebeta!, el camino ha sido largo una vez mis pobres alas se largaron a volar. Y hoy, al ver que se han plegado, me arrincono a beber algo y preciso falta muchas copas, porque hay mucho que olvidar. Si tú quieres hacer copas, pide, bebe lo que quieras, encurdélate conmigo sin hablarme mas de amor. Yo he venido a este refugio de la fácil primavera con un invierno en el alma, para rociarlo en alcohol.