Muriéndome de hambre y frío Te vi pasar, corazón, Con el auto que fue mío Y el tapado de visón. Tus ojos vieron mis ojos, Pero no vi tu rubor. Sentí temblar mis despojos... Y tu perro me ladró. Chofer japonés Con un auto avión a chorro, Y vos apretando el morro Del perrito pequinés; La vida, tal vez, Se ensañó y a sangre fría Me regala la ironía De este cuadro hecho al revés. ¡cómo quisiera tener Para mi frío espantoso Ese abrigo tan sedoso De tu perro pequinés! Cuando pasaste a mi lado, Se me apretó el corazón. Yo con hambre, destrozado, Vos con mi auto y mi visón. Por vos perdí mi fortuna, Después de tu amor y hoy, ¡ya ves!, Le estoy ladrando a la luna, Como el perro pequinés.