No se que daño he hecho yo pa' merecer esta cadena inaguantable de dolor, que cuando no te beso no puedo respirar y siento que me ahoga tus labios al besar. De sufrir tanto perdí la dignidad y no me importa saber que me engañás. ¿No ves que necesito de vos? Te quiero ver. Habláme como siempre. Decí que me querés. Yo se que es mentira todo lo que estás diciendo, que soy en tu vida sólo un remordimiento. Yo se que es de pena que mentís pa' no matarme; lo se, y sin embargo sin esa mentira no puedo vivir. Anoche mismo he podido comprobar que ni la puerta de esta casa respetás; yo vi con estos ojos los besos que te dio y oí que se reían burlándose los dos. Humildemente, sin embargo, ya lo ves, yo te pregunto: ¿Todavía me querés?, y cerrando los ojos escucho que jurás que nunca me engañaste, que no me olvidarás.