Un día ese verano llamaste a casa, y no podías estar sin mí. Empaqueté mis cosas, y me pasé todo el viaje sin dormir. Y aquí estuvimos encerrados todo el verano sin salir. Y aquí estaría toda mi vida, junto a ti. Botellas vacías siguen llenando el suelo pero no queda nadie aquí. Y risas de otro tiempo en mi cabeza y todo lo que hice por ti. Y cada día por la mañana, venías a casa sin hacer ruido y te acurrucabas en la cama junto a mí, junto a mí, junto a mí, junto a mí.