Punta Arenas ya, va quedando atrás y la cerrazón, cubre más y más, el blanco camino que el ovejero lleva en su vida, vida, que el viento azota sin compasión, detrás de un piño que a veces muere de frío, detrás de las esperanzas que nunca son. De lejos se siente el grito del ovejero, el viento lo va alejando como un recuerdo y arreando ese piño eterno va en su caballo, cuidando a las más pequeñas su perro va. Con botas, sombrero y poncho, va el ovejero, estampa que se recorta en el gris del tiempo y mientras se va alejando se oye un ladrido, Puntas Arenas ya, va quedando atrás. Con botas, sombrero y poncho, va el ovejero, estampa que se recorta en el gris del tiempo y mientras se va alejando se oye un ladrido, Puntas Arenas ya, quedó muy atrás.