(Zamba) El día que tú me olvides, me iré del pago cantando la zamba que me enseñaste bajo el alero del rancho. Las urpilitas del valle tendrán que llorar mi ausencia el día que yo me vaya, en busca de otra querencia. ESTRIBILLO Triste, muy triste, me iré del pago querido. Y el canto de aquella zamba me hará presente tu olvido. Cuando el cariño es sincero, no hay que dudar sin motivos. Yo, sin embargo, ando triste pensando siempre en tu olvido. Tal vez será tu hermosura que dudo del juramento, que me hiciste aquel día, entrecortao el aliento.