Se va estirando mi vida sobre estas paredes ajenas a mí; de a ratos me grita el alma, de a ratos gana el alcohol y hay una seca vidala que va dibujando mi acento y mi voz. Y soy un potro encerrado en corrales de ausencia, queriendo olvidar; tantos caminos corridos, tanta pasión y candor; hoy que no encuentro mi sombra, golpeo la caja gritando un dolor. Adiós, si recuerdas mi voz y un pañuelo bordado que te entregué enamorado, y entre tus manos quedó tejiendo una danza que fue mi esperanza más tibia de amor. La noche se va acercando, goteada de estrellas llamando al amor; la luna tensó su parche, sabe que canto por vos. Hay un aliento de grillos, que va repitiendo su antigua canción. Hoy que estoy lejos recuerdo, tu aroma salvaje, tu piel y tu voz; que me incendiaron la calma en colores de ilusión, fue un arco iris de angustia, cuando me dejaste sin lluvia y sin sol.