Ah! Los seres que miran el negro firmamento De los seres que miran vacilantes promesas Que contienen tan poco, un cuerpo, alguna risa Y el fuego arrinconado de los ojos Único pez del aire, concedido a la cara Que descifra mensajes y se guarda las lámparas Poseo por herencia a aquellos que me muestran Su extraño corazón de muerte acurrucada Contemplo el universo con los tímpanos rotos Pero las experiencias no me sirven de nada Los sueños del durmiente reclaman al pasado Qué brazos sostuvieron, puntuales delicados Mi cuerpo y mi cabeza, en tantas escaleras Que llevan a la muerte Ahora me abandono en el profundo centro A merced de los días y de las grandes noches Que sin remordimientos se resisten al sueño Oceánicas miradas sobre todas las playas Riberas del amor (cuando creí que estaba) Pero un rostro que triunfa sobre el otro lo abandona Y uno solo respira para poder tocarlo Se termina el espacio Y queda al descubierto el homicida