El mes de julio lo vio nacer En la provincia de Santa Fe Frente a la sombra de un gran ceibal Bellos recuerdos de su niñez En Buenos Aires se doctoró Y al aborigen se consagró Lo persiguieron, debió cruzar De Resistencia al Paraguay Allí la guerra lo sorprendió Y entre las balas halló su amor Pero la muerte los distanció Y a la Argentina él retornó Con el dinero que se ganó A causas nobles él lo ofreció El Pilcomayo y Bermejo exploró Su etnografía y vegetación Su gran anhelo era recorrer Desde Formosa hasta Tucumán Y en el trayecto poder visitar A sus parientes viajando en el tren Pero el destino su cauce cambió Y en Estanislao del Campo paró Y a doña Mercedes bajó a socorrer Para ayudar a su niña a nacer Y desde entonces Piognac, doctor Dios Cincuenta años en Campos vivió Y con apoyo de una Comisión Colonia Alberdi allí surgió Donde los tobas y los pilagás Reciben su ayuda y grata instrucción Su vida se asienta con esta misión Atento a los cambios de la región Zona olvidada por este país De extrema carencia y resignación Por todos los medios él quiso llevar Un poco de alivio a su población Querido Esteban Laureano Piognac Te recordamos por tu accionar Tu imagen digna y tu consagración Médico noble del alma rural Héroes anónimos de nuestro país Que cargan desidias del ser nacional Que dejan su vida en algún rincón De la geografía huraña y carnal Te recordamos por tu bondad Te recordamos por tu abnegación Por tu servicio y por tu humildad Tu filantropía, querido doctor Te recordamos por tu bondad Te recordamos por tu abnegación Por tu servicio y por tu humildad Tu filantropía, querido doctor